La hepatitis es una patología que provoca la inflamación del hígado de manera descontrolada, causando síntomas como decaimiento, falta de apetito, sensación febril, náuseas y vómitos, durante los primeros cinco días tras su contagio. Existen diferentes clases de virus de hepatitis, clasificados por las letras A, B, C, D y E, los cuáles dependiendo del tipo de fuente infecciosa del cuál provengan, se determinará el daño hepático que provocará.
Entre las principales causas responsables del desarrollo de hepatitis en el organismo, se encuentran la ingesta de alimentos o agua que contengan fecas, conductas de riesgo como el uso de drogas endovenosas y promiscuidad sexual. Una manera útil de prevenir la hepatitis A y E, la cual se adquiere al ingerir heces y afecta a gran parte de la población mundial, es realizar constantemente un buen lavado de manos, hábito de higiene que debemos enseñar a los niños desde pequeños.
"La medida lejos más importante en prevención de transmisión de virus es el lavado de manos, a través de un buen arrastre mecánico con agua y jabón, o simple limpieza con alcohol. Puede ser en formato gel, ya que evita resecar la piel lubricándola", explica Luis Bavestrello infectólogo de Clínica Bupa Reñaca.
Para prevenir su contagio, el Ministerio de Salud cuenta con programas de vacunación, especialmente para prevenir la hepatitis B, dosis que se administra a lactantes a partir de los 2 meses, brindándoles una protección de al menos 15 años. "Las vacunas para la hepatitis A no están dentro del programa del Minsal, por esto en servicios de salud privados se puede vacunar a los niños desde el primer año de vida. Se administran tres dosis; al nacer, a los 6 meses y otra al año. También existen dosis para adultos", explica Catherine Soto, gastroenteróloga de Clínica Bupa Reñaca.
Es importante saber a qué síntomas debemos estar atentos para advertir la presencia de hepatitis en el organismo, por esto, la gastroenteróloga da a conocer las fases y síntomas que caracterizan esta enfermedad:
1- En una primera fase, el paciente presentará decaimiento, falta de apetito, sensación febril, náuseas y vómitos. Esta fase dura cinco días, sumándose síntomas como malestar abdominal y coloración amarilla de la piel.
2- En la segunda fase, la coloración amarilla de la piel se extiende a las mucosas y ojos, estos síntomas pueden manifestarse durante veinte días, provocando otros malestares como artritis e infecciones renales, en el caso de la hepatitis B.
3- La tercera fase, se manifiesta generalmente en pacientes con hepatitis A y se caracteriza por la desaparición de todos los síntomas anteriores, evolucionando a una hepatitis fulminante, capaz de provocar graves trastornos de salud, como por ejemplo insuficiencia hepática.