Este 7 de abril serán 68 años ininterrumpidos que se conmemora en todo el mundo el Día Mundial de la Salud, instancia que utiliza la Organización Mundial de la Salud (OMS), para dar a conocer un tema médico que sea de interés general y también promover la vida sana.
Este año, la OMS solicitó a los presidentes y primer ministros de los países a que tomen todas las medidas necesarias, para que la población tenga acceso a cobertura sanitaria y una correcta salud, sin dejar de lado un pilar fundamental que siempre está allí, pero no siempre se le toma en cuenta: el hábito de la alimentación sana.
En este contexto, Camila Ovando, nutricionista de Clínica Bupa Antofagasta señaló que “un hábito no es algo que se adquiere rápidamente ni menos de un día para otro. Requiere tiempo y esfuerzo y ojalá, en el caso de los hábitos saludables, comenzar desde niños, por ejemplo, con el correcto consumo de agua y frutas”.
Los jóvenes y adultos que deseen comenzar un hábito de alimentación saludable y en general, llevar una vida sana, pueden utilizar la tecnología a su favor. Así lo comentó Ovando. “Algo muy importante para lograr formar un hábito saludable es tener una ayuda o recordatorio y para eso bien nos puede servir la alarma de nuestros celulares. Podemos programarlas para que nos recuerde cada cierto tiempo que debemos beber agua o que a determinada hora, debemos salir a trotar, por ejemplo”, señaló la especialista.
Consejos
La nutricionista explicó que no es difícil llevar una vida y alimentación sana, lo complejo es formar el hábito y transformarlo en costumbre, sin embargo, entregó algunos tips que se pueden poner en práctica poco a poco.
1) Aumentar la ingesta de líquidos sin azúcar: Lo mejor es consumir agua, de preferencia sin gas, durante todo el día. Si por algún motivo el agua no es de su preferencia, se puede reemplazar por jugo de cocción de fruta con endulzante. Como mínimo una persona debe consumir entre seis a ocho vasos de agua o jugo al día.
2) Programar actividad física: Crear el hábito de practicar deporte o realizar actividad física constantemente no es fácil para la mayoría de personas, sin embargo, hay que hacer lo mayor posible por formar el hábito y en este caso la alarma del celular es fundamental. Lo mejor es que cada persona se programe y ponga la alarma, por ejemplo, los lunes, miércoles y viernes a las 20:00 horas, para así recordarse que debe trotar o ir al gimnasio. Lo ideal para nuestro cuerpo es que practiquemos deporte por lo menos unas tres veces a la semana y que cada sesión dure a lo menos 30 minutos.
3) Colaciones a media mañana y media tarde: Tener una pequeña colación alrededor de las 10:00 u 11:00 horas y entre las 16:00 y 17:00 horas es primordial para no llegar al almuerzo ni a la cena con demasiada hambre y, en un caso así, comer de más. Eso sí, estas colaciones deben ser pequeñas porciones y de preferencia fruta, cereal o frutos secos.
4) Subir la ingesta de frutas y verduras: Independiente de la preparación y época del año, las frutas y verduras son esenciales para nuestro organismo y debemos consumirlas diariamente. Por ejemplo, una persona puede comer fruta en compota, macedonia o simplemente cruda. Las verduras pueden consumirse cocidas (en invierno), en ensaladas (en cualquier estación del año) o hasta en tortillas. Hay que tener en cuenta que el Ministerio de Salud (Minsal) recomienda consumir dos frutas y tres verduras como mínimo todos los días y ojalá de distintos colores.
5) Consumir más pescado: A pesar que tenemos miles de kilómetros de costa, en nuestro país el pescado no se consume con mucha habitualidad y de acuerdo a la OMS y el Minsal lo recomendable es comer al menos dos veces a la semana y en porciones del tamaño de una mano. Sin embargo, la preparación del pescado es tanto o más importante que el tamaño de la porción. Se puede preparar al horno, a la plancha o a la parrilla pero no freírlo en aceite.
6) Dormir adecuadamente: Es sabido por todos que se debe dormir por lo menos ocho horas diarias. Esto porque si una persona pernocta menos tiempo al día siguiente estará con más hambre, ya que al dormir poco se despierta con las hormonas del apetito más elevadas que luego de un sueño correcto.